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Foto del escritorTannia Vázquez

Emprender sin experiencia

Cuando eres emprendedor parece que existe otra fuerza universal que se resiste a tu éxito. En principio muchas cosas parecen adversas, por eso, un emprendedor debe ser diligente y hacer la tarea.

Mujer emprende

Nos la pasamos corriendo el lápiz, repasando, revisando, diseñando estrategias. En realidad, todos empiezan así, empleados, jefes, empresarios, todos empezamos haciendo la tarea hasta que, de pronto, muchos se empiezan a relajar. Muy pronto, caen en la rutina, en la zona de confort, lo conocido, lo del día a día y sin querer o queriéndolo, se dan el lujo de dormir en sus laureles. Es ahí donde el emprendedor debe persistir y seguir con dedicación, determinación, mucha fuerza, motivación y empuje porque, es en ese punto donde se cierran los acuerdos.


Mujer emprende
Recuerdo la primera vez que tuve que enfrentarme a los colosos de la logística. No tenía experiencia, recién empezaba. No tenía lo que se necesitaba para ganar. Era joven, insegura y muy pequeña. Lo primero no tenía remedio, mi cara de bebé siempre generaba dudas (¿se habrá perdido?), lo segundo medio lo resolvía vistiéndome con colores de poder y lo tercero con unos taconazos que me hubiera matado con cualquier caída.


Ese encuentro me marcó. Fue muy pronto para tenerlo pero hube de prepararme tanto como pude, utilizando todas las horas que me fueron dadas. Requerí asesorarme, estudiar, memoriza, hacer notas, jerarquizar, priorizar, preparar mis argumentos. En suma, tenía que proteger y rescatar a mi cliente. Solo tenía dos y la facturación ni siquiera había iniciado. Me habían contratado para resolver el conflicto y evidentemente, no podía darme el lujo de perder nada.


Las personas con las que me enfrenté (todos varones) no se esperaban a esa menuda figura llena de terror para negociar el rescate de unos bienes que se encontraban varados en China, adicional a la suma adeudada que excedía mi capacidad de comprensión, cantidad por la que mi cliente estaba a punto de ser demandado. Aunque el objetivo era asegurar el retorno de los bienes y sin adeudo para mi cliente, al cabo de un rato, yo lo único que deseaba era salir de ahí con vida.


Mujer emprende

Para mi gran fortuna, esas horas en vela haciendo la tarea, me salvaron con creces. Mis notas me ayudaron a refutar uno por uno los argumentos de los atacantes. Esos colosos habían obviado la legislación. Me vi muy principiante citando las leyes que amparaban a mi cliente, pero lo utilicé a mi favor. Ellos se habían tomado ciertas libertades legales que tras un par de horas del acalorado encuentro, quedó claro. No les quedó de otra más que cubrir el adeudo y pagar por el retorno de los bienes ya que, su negligencia en el manejo de la mercancía de mi cliente, los hacía candidatos para una demanda del tipo que podía romperle el negocio al Agente Aduanal en cuestión.


Así, los días de machetearle en la prepa y universidad, rindieron frutos. Ese día crecí lo suficiente para no volver a llevar unos taconazos que me impedían salir corriendo sin tropezar. Crecí para que mi rostro de bebé dejara de importarme pues, había demostrado que sabía lo que hacía. Salí adelante con el objetivo de la contratación y la relación con mi cliente duró 5 años más.


Mujer emprende

Mi inseguridad se ha ido diluyendo con el paso de los años pero mentiría si dijera que he dejado de ponerme nerviosa ante las negociaciones. Simplemente, hago mi tarea y me esfuerzo tanto como puedo.
 

Tannia Vázquez

Una vez estuve donde tú, con dudas, temores y mucho entusiasmo. Después me sentí muy sola en el mundo de empresarios, no era la única pero habían poquitísimas mujeres. Ahí estaba, queriendo marcar una diferencia. Yo también recibí mentoría, me sirvió para aguzar mis sentidos empresariales y mi negocio tuvo gran éxito.

Ahora estoy aquí para ti. Me encantaría colaborar siendo parte de tu equipo de consultores. ¿Empezamos?



 


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